He perdido la esperanza de hallar la felicidad...
Había pasado mucho tiempo ya, entre oscuros parajes y fríos inviernos,
Caminado kilómetros, vueltas completas al mundo y a mis pensamientos...
Se había detenido el universo y en mis manos...
En mis manos se desvanecían los sueños, de la misma manera que se me había desvanecido el tiempo...
Un espejo, un trozo de vidrio roto en la acera, los ojos de una amante perdida,
En todo veía mi reflejo; mi mirada cansada, mis labios secos, mi cabello desarreglado,
había pasado desiertos, si, y muchos veranos, buscándole...
Felicidad, ni la sed desgarradora me arrebataba el deseo de saborear unas gotas de ese anhelo humano.
Me vi arrojado en un callejón, comiendo migajas de la basura,
Durmiendo con los perros y las ratas, peleando con el destino...
Felicidad, felicidad, palabra superflua que inundaba mi mente cada día,
La busque en los paraderos de buses, en los campos, en las personas,
En una que otra droga, en el alcohol, en el sexo más desenfrenado,
Solo hallé vacío...
Felicidad, veo a tantos y a multitudes, con una sonrisa,
Una sonrisa estúpida dibujada en el rostro, como diciendo soy y la poseo,
Pero lo sé, yo lo sé, porque he perdido la vida buscándola, no la tienen...
Ni siquiera la conocen, no la han visto, ni de frente ni de reojo, no la sienten, nunca la han percibido...
Me quedan un par de horas, quizás minutos,
Mi mirada se encuentra en las nubes, no me puedo mover mucho, quizás el hambre... Si el hambre...
O el frio, el no dormir, algún ataque improvisto de alguno de esos desorbitados que pasaban a mi alrededor y me miraban con desprecio...
Quien sabe, aquí, en el suelo húmedo de este callejón, es el final, la lluvia cae, se desliza por mi rostro, unas cuantas lágrimas, un quejido, un dolor punzante en el vientre...
Es el final, ya viene... y duele, duele, no morir, no cerrar los ojos, no ir a otro universo...
Duele no haberte hallado... Felicidad....