#Cubanos #Habaneros #Mujeres
La banda gigante, como los alones de su sombrero provocador al frente, quiere romper, inaugurar lo enorme. (Lo enorme, cariñosamente, brilla). ¡La banda gigante, como las ligas gigantes...
Y cuando el tiempo torna impuro un… una vida que amamos en su hora cierta de dar, por siempre más rea… que su verdad presente, lo veremos cuando lo rodeaba aquella lumbre,
¡Generosa poesía! Nos acoges con qué oído, qué atención intermi… Nuestra pequeñez juega en tu pecho y sólo allí somos importantes. Cada paso, cada eco, cada pena,
Una dulce nevada está cayendo detrás de cada cosa, cada amante, una dulce nevada comprendiendo lo que la vida tiene de distante. Un monólogo lento de diamante
Al despertar uno se vuelve al que era al que tiene el nombre con que nos llaman,
¿No sentías que ardía tu corazón cuando nos hablaba de las Escritur… Los peregrinos de Enmaús Huésped me fue palabra misteriosa. Huésped es el que viene de muy lej…
Oh vosotras, lámparas del otoño, más fragante que todos los estíos! ¿Por qué ha de ser aquel que deven… con el tiempo, más real, menos efí… que aquel que fuimos a tus luces p…
A veces, en raros instantes, se abre, talud real y enorme, el tiempo transcurrido. Y no es entonces
Quiero escribir con el silencio vi… Quiero decir lo que la mano dice. Porque tú lees mejor el texto vivo y el alma, en su guerrear callado,… A veces la ola blanca da en la roc…
¿Qué caprichosa y exquisita mano trazó, eligió ese gesto perdurable… lo sacó de su nada, como un dios, para alumbrar por siempre otra ale… ¿Participabas tú del dar eterno
Es una trattoria de callecita apartada en nuestra primera noche de Roma. Barre el portal un niño de Amicis.
El que solía visitarnos, el que er… de todos más amado, suave vuelve a la sala sencilla, cada día más real y más leve, ya de humo. ¿Cuándo tocó la puerta? No podemo…
¿Quién no conoce ese sendero en so… ese continuo hablar, interrumpiénd… el uno al otro amigo, en el gozoso diálogo hasta la puerta de la casa… servida ya la cena? ¿Quién no escu…
Uno vuelve a subir las escaleras de su casa perdida (ya no llevan a ningún sitio), alguien nos llama con una voz querida, familiar. Pero ya no hace falta contestarle.
¿Dónde fueron los pulcros viejecil… de guayabera blanca y de sombrero, que tomaban el sol junto a los hie… del parque de Agramonte amanecido? ¿Los que saben los nombres y apell…