Sátira innata de pasión
Consigo recordar, tu apacible mirada
la misma, que me hacia alucinar,
la que permitía palpar, la emisión de tu esencia
la que daba una fe ambiciosa, de coexistir.
Puedo recordar, tu seductora voz
que atónito dejaba disfrutar
de la armonía de tu alma
que algún día, la sentí mía.
Consigo recordar, el pasmoso sabor de tus labios
aquellos manjares que eran alimento,
que eran suspiros y alientos,
que llenaban mi desolado aposento.
Puedo recordar, la fragancia de tu dermis,
que me embriagaba, que me extasiaba,
que a su vez me abrigaba,
y que como un milagro, curaba mi alma.
Consigo recordar, tus palabras
nunca supe que fueron falsas,
pero junto a la hipocresía
tuve millares de alegrías.
Nunca me percate de tu perfección,
con tu sonrisa ocultabas, la mentira,
con tus lagrimas me envolvías,
engañado como a un niño, que se le ofrece un caramelo
me he convertido en un nihilista.
