No era por un adiós, ni por cerrar la puerta, ni por aferrarme a un hilo que el tiempo haría arena. Era porque hay palabras
Ieri brillava il sole nel cuore della notte, il fulgore che riflette avere tutto fatto, serenità e attesa,
Él Me haría bien olvidarla. Pero sería como perder algo que todavía no me pasó. Ella
Los muros que esculpieron los despiadados hijos de la ira se yerguen majestuosos sobre los imbricados berrocales lejos de allí
Nací un segundo después de mi muer… O quizá fue al revés. El tiempo no avanza, solo se desmorona. Nos creemos río,
Cayíu taba el día, pesá la calor, el cielo se jincaba como buey cans… ni un pájaru chirría, ni un perro… la tierra rezumaba un silencio rar… Las parras reventonas, los higos m…
Sulla pietra il tempo lascia un’ombra impercepibile, sulla pelle la vita scava un solco
Nunca me pidió que me quedara. Pero hubo un silencio que lo gritó.
No me miró distinto. Fui yo el que empezó a leerla como si fuera poesía.
Un día me tocó el brazo. Nada. Una caricia sin historia. Y sin embargo, la tengo guardada
I baci all’alba, i silenzi fusi con la luce del mattino, gli abbracci eterni, il piacere di abbracciarti ogni no…
son los cipreses las sombras de los muertos que nos vigilan
Vino el otoño se marchitó la rosa durmió la vida
Me llevan. Cuatro sombras sin rostro, sin nombre, sin alma, me llevan. La noche pesa en mis párpados,
Che destino crudele, lo spazio e il tempo che ci separano.