Oscuro
odo
El caer de las hojas me atrapan en su viaje,
posándose suavemente,
como una vez, ella, entre unas sábanas grises,
también en la alfombra.
Ahora todo es diferente,
desvanecido tras la ventana,
con unos besos tatuados en la retina,
disfrutando del dolor de verla en el cielo
de otro;
podía rozarla en la oscuridad
y beber de su alegría,
ahora, las vueltas que me sacan por la ventana,
las que me estrellan en el callejón de los recuerdos,
los cuadros de los buenos momentos
en el paseo de la sin razón.
¿Cuanto falta?,
¡déjame salir a la luz de los buenos días!,
tu energía está en el café de mis mañanas
y solo avanzo a tu velocidad,
quiero ver tu cintura en la esquina,
tu cabello despidiéndose de mis dedos,
tu imágen en la portada de las nubes
y en el charco de las calles.
No hay un solo rastro del olvido,
tampoco lo venden,
debo dejar de usar la imaginación
para recrear tus gritos en mi cabeza
y sentirme redimido.
Mientras charlo con tu voz del espejo,
alguien rompe la puerta,
un pinchazo en el alma,
un trueno en mi voz,
tu nombre suspira,
las paredes caen,
las cintas me aprietan,
frío, pastillas y leyenda.
Frank BCN DRA
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