Tiros desafinados
rorororo
Duerme entre las flores de un jardín prohibido,
la espina que hiere con una sonrisa,
es el cuadro de mi ventana,
es la misa de mis domingos,
un loco perdido en la poción de un viejo hechizo,
en una prisión de chocolate, bebiendo agua sin sed.
La conocida caricia de un placer olvidado,
tras los embrujos siniestros de unos brillantes cabellos,
el escenario gregario de la siniestra soledad,
con bella puesta en escena, frente a mis ojos confusos.
Quise apreciar tu talento, de dibujarte un invierno
tras unos besos vestidos de algún sabor esperanza,
tras tus palabras precisas como el dolor de una bala,
ves que me caigo y me pisas con el pregón de tu séquito.
Quiero rimar incongruente todos los versos perdidos,
¡quiero que escuche mi mente que vendo cada latido!
que susurraba mi cuerpo mientras estaba dormido,
con el rumor de tu imagen y la ilusión de un buen niño.
Frank bcn DRA
