Un desencuentro
lolo
En una playa cualquiera,
indistinta del tiempo,
dos miradas se cruzan,
una lleva ataviada una brillante cubierta,
reflejando a un mortal embelesado y perdido,
la otra mirada confusa
no distingue aquel guiño,
cegado estaba el
ante tanta hermosura.
Supongamos que soy yo
(pero podrías ser tú)
el mortal de una playa,
atónito y febril,
disfrutando del momento
celestial y único
casi sobrenatural,
de ver formarse una sonrisa
que traspasa la cornisa
del horizonte del mar.
Como duele arrepentirse
de lo nunca hiciste,
si en mil maneras pudiste
hablarle antes de irse,
si la mirada bastase,
no haría falta caminar
y para aprender amar
no hay que tener una base,
nos sobra con decir “hola”,
lo que nunca pronuncié,
luego te marchaste sola
y nunca te volví a ver.
Fran BCN DRA
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