#Españoles #SigloXX
Y si yo te toco, tú eres lo que er… y si no te toco, tú, tranquila, duermes. Tú, conmigo, todo; tú, sin mi, perdida;
Cuando la Sexta Flota mancilla nu… pienso en Cuba. Cuando los reactores yankis nos pe… pienso en Cuba Cuando los invasores nos denuncian…
Andrés, aunque te quitas la boina… y me llamas «señor», distanciándot… reprobándome —veo—que no lleve cor… que trate falsamente de ser un tú… que cambie los papeles —tú por tú,…
Indecisa y cambiante, ¿eres amor o… ¡Ay, ven, Amparo-Ezbá, que te est… Es la palpitación de origen quien… acogerte, y besarte, y ofrecerte u… caliente de jazz-hot y trances con…
Cuéntame cómo vives; dime sencillamente cómo pasan tus… tus lentísimos odios, tus pólvoras… y las confusas olas que te llevan… en la cambiante espuma de un blanc…
Son tus pechos pequeños, son tus ojos confusos, lo que no tiene nombre y no comprendo, adoro. Son tus muslos largos
En el paisaje oscuro oigo tu voz, tu voz, tu larga voz de espesas caricias resbaladas, mojadas y olorosas.
Te escribo desde un puerto. La mar salvaje llora. Salvaje, y triste, y solo, te escr… Las olas funerales redoblan el vac… Los megáfonos llaman a través de l…
Iban los dos vestidos con descaro —minifalda, melenas— cogidos de la mano, tan jóvenes que casi daban miedo, tan absortos en un cero
La fatiga, la inmensa fatiga de los días repetidos. (Toda alegría supone algo de heroísmo.) Admirable enemiga,
Pececito esquivo, caballito que monto, delicia que no nombro, y quiero, quiero, quiero. Cuando te beso, acierto;
Este objeto de amor no es un objet… es un objeto bello, y creo que eso… Bellos son sus brazos, sus hombros… bellos son sus ojos (¡y qué bien m… Deseable, me engaña, o furtiva, re…
En el fondo de la noche tiemblan l… La luna es un grito muerto en los… Con su nimbo de silencio pasan los sonámbulos de cabeza de… pasan como quien suspira,
Amigo Blas de Otero: Porque sé q… y porque el mundo existe, y yo tam… porque tú y yo y el mundo nos esta… gastando nuestras vueltas como qui… quiero hablarte y hablarme, dejar…
¡Aquí están todas las rosas encarn… Allí la luna, callada, blanca y estéril, mirando, espejo vuelto a sí mismo, su perfección de narciso: