haikú
Habito en cada lágrima que resbala en mi rostro tallado en piedra, en cada latido y en cada suspiro,
Ésa necesidad de buscarte en otra… y en otros labios, en el respirar de muros descalabra… y lechos desvencijados, en la soledad que viaja conmigo
Añoro tus besos verdes y ardientes, la flor de tu sexo inflamada y sedienta, de impúdicos pétalos,
Día tras día la misma mo_no_to_nía, la radio encendida en casas desiertas, la mirada perdida
Perdí en el tiempo tus palabras y en la distancia tu fragancia, hoy las busco en mi memoria y en el eco abstracto de tu voz; en el estruendo del silencio
Veinte días y veinte horas, veinte dedos en pies y manos, veinte arillos
En lo profundo de tus ojos me descubro reflejado, atemporal, perdido y aturdido, y en cada parpadeo voy a volar hacia tu boca,
Invento palabras sacadas del limbo, adjetivos que definan mi alma invisible, (resultan impronunciables)
¿A que me sabe el dolor? sabe a espuma de mar y a vino tinto y ajenjo, sabe a humo crujiente y a besos incandescentes,
Rutilan las noches en mi ciudad bajo el cielo oscuro y seductor, por mi ventana observo ese parpadeo incesante que palpita en mil historias
Ciudad mutante en ejes paralelos de cuadrantes asimétricos bocanada de vapores en tus calles rojas
Vivir en cámara lenta, cuadro por cuadro, soñar que dormimos y dormir sin soñar, transitar por tu piel...
Por mi memoria se desliza la sombra de tu silueta, desnuda, oscura y vacía, sus manos de talco y arena acarician mis sueños
No puedo ocultarlas con un click, ni dar delete en mi memoria, no puedo filtrar su aroma en mi na… ni fingir que no extraño su sabor, navegan en océanos de locura
En el silencio atmosférico de tu boca, escucho el murmullo de nuestros besos, que lentamente florecen