Háblame de las calles y de la nochería submarina, que mece allá abajo su cielo. Y el firmamento aquel
A punto de morir, vuelvo para decirte no sé qué de las horas felices. Contra la corriente. No se si lucho para no alejarme
Subir los remos y dejarse llevar con los ojos cerrados. Abrir los ojos y encontrarse vivo: se repitió el milagro. Anda, levántate y olvida
No soy el viento ni la vela sino el timón que vela. No soy el agua ni el timón sino el que canta esta canción. No soy la voz ni la garganta
Tu cuerpo, el mundo, corre. Mis ojos, el mundo, también. Nadie ama dos veces con los mismos… Contemplar: confluir.
No aceptamos lo dado, de ahí la fa… Sol de mis ojos: eternidad aparte,… Pero se da el presente aunque no e… Luz a veces a cántaros, pan de cad… Se dan tus pensamientos, tuyos com…
La muerte lleva el mundo a su moli… Aspas de sol entre los nubarrones hacían el campo insólito, presagiaban el fin del mundo. Giraban margaritas
Me empiezan a desbordar los aconte… (quizá es eso) y necesito tiempo para reflexionar (quizá es eso). Se ha desplomado el mundo.
L a majestad de ser abre el vuelto… altiva luz del mundo, alta gloria… Abres, porque te place, el mediodí… ¡Infausta hora la que dejes olvida… Pues tú, Dios displicente, no est…
Mi patria está en tus ojos, mi deb… Pídeme lo que quieras menos que te… Si naufragué en tus playas, si ten… soy un cerdo feliz, soy tuyo, más… Soy de este sol que eres, mi solar…
Mi amada es una tierra agradecida. Jamás se pierde lo que en ella se… Toda fe puesta en ella fructifica. Aun la menor palabra en ella da su… Todo en ella se cumple, todo llega…
¡Qué extraño es lo mismo! Descubrir lo mismo. Llegar a lo mismo. ¡Cielos de lo mismo! Perderse en lo mismo.
Hora extraña. No es el fin del mundo sino el atardecer. La realidad, torre de Pisa,
Acata la hermosura y ríndete, corazón duro. Acata la verdad y endurécete
Una paloma al volar su dorado pico abría; todos dicen que me hablaba, pero yo no le entendía. Dame las alas, paloma,