#Chilenos #Mujeres #PremioNobel #SigloXX #1938 #Tala
Esta agua medrosa y triste, como un niño que padece, antes de tocar la tierra desfallece. Quieto el árbol, quieto el viento,
Dame la mano y danzaremos; dame la mano y me amarás. Como una sola flor seremos, como una flor, y nada más... El mismo verso cantaremos,
¡Bendita sea mi lámpara! No me humilla como la llamarada del sol, y tiene un mirar humanizado de pura suavidad, de pura dulcedumbre. Arde en medio de mi cuarto: es su alma. Su apagado r...
Vamos pasando, pasando la vieja Araucanía que ni vemos ni mentamos. Vamos, sin saber, pasando reino de unos olvidados,
Es la noche desamparo de las sierras hasta el mar. Pero yo, la que te mece, ¡yo no tengo soledad! Es el cielo desamparo
Raza judía, carne de dolores, raza judía, río de amargura: como los cielos y la tierra, dura y crece aún tu selva de clamores. Nunca han dejado orearse tus herid…
El maíz del Anáhuac, el maíz de olas fieles, cuerpo de los mexitlis, a mi cuerpo se viene. En el viento me huye,
Me acuerdo de tu rostro que se fij… mujer de saya azul y de tostada fr… que en mi niñez y sobre mi tierra… vi abrir el surco negro en un abri… Alzaba en la taberna, honda, la co…
Me encontré a este niño cuando al campo iba: dormido lo he hallado en unas espigas... O tal vez ha sido
La tierra se hace madrastra si tu alma vende a mi alma. Llevan un escalofrío de tribulación las aguas. El mundo fue más hermoso
Ahora, Cristo, bájame los párpado… pon en la boca escarcha, que están de sobra ya todas las ho… y fueron dichas todas las palabras… Me miró, nos miramos en silencio
El invierno rodará blanco, sobre mi triste corazón. Irritará la luz del día; me llegaré en toda canción. Fatigará la frente el gajo
—No te entiendo, mama, eso de ir esquivando las casas y buscando con los ojos los pastos o las mallacas. ¿Nunca tuviste jardín
Después de la trompa épica, más elefantina que metálica de nuestros románticos, que recogieron la gesticulación de los Quintana y los Gallegos, vino en nuestra generación una repugnanci...
Ya tumbó el viento extranjero los costados de mi casa. Llegó como la marca manchado y fétido de algas y ya encontró y aventó