#Chilenos #Mujeres #PremioNobel #SigloXX #1938 #Tala
El surco está abierto, y su suave… bajo el sol semeja una cuna ardien… ¡Oh, labriego, tu obra es grata al… ¡Echa la simiente! Nunca, nunca, el hambre, negro seg…
Madre, madre, tú me besas, pero yo te beso más, y el enjambre de mis besos no te deja ni mirar... Si la abeja se entra al lirio,
La hora de la tarde, la que pone su sangre era las montañas. Alguien en esta hora está sufriend… una pierde, angustiada, en este atardecer el solo pecho
Me encontré a este niño cuando al campo iba: dormido lo he hallado en unas espigas... O tal vez ha sido
Me acuerdo de tu rostro que se fij… mujer de saya azul y de tostada fr… que en mi niñez y sobre mi tierra… vi abrir el surco negro en un abri… Alzaba en la taberna, honda, la co…
El sol de Abril aun es ardiente y… y el surco, de la espera, respland… pero hoy no llenes l’ansia de su s… porque Jesús padece. No remuevas la tierra. Deja, mans…
Quiero ver al hombre del faro, quiero ir a la peña del risco, probar en su boca la ola, ver en sus ojos el abismo. Yo quiero alcanzar, si vive,
Madre mía, en el sueño ando por paisajes cardenosos: un monte negro que se contornea siempre, para alcanzar el otro mon… y en el que sigue estás tú vagamen…
País de la ausencia extraño país, más ligero que ángel y seña sutil, color de alga muerta,
Él pasó con otra; yo le vi pasar. Siempre dulce el viento y el camino en paz. ¡Y estos ojos míseros
Verano, verano rey, obrero de mano ardiente, sé para los segadores ¡dueño de hornos! más clemente. Inclinados sobre el oro
Corderito mío, suavidad callada: mi pecho es tu gruta de musgo afelpada. Carnecita blanca,
Dios me perdone este libro amargo y los hombres que sienten la vida como dulzura, me lo perdonen también. En estos cien poemas queda sangrando un pasado doloroso, en el cual la canción ...
Donde estaba su casa sigue como si no hubiera ardido. Habla sólo la lengua de su alma con los que cruzan, ninguna. Cuando dice “pino de Alepo”
Árbol hermano, que clavado por garfios pardos en el suelo, la clara frente has elevado en una intensa sed de cielo; hazme piadoso hacia la escoria