#Chilenos #Mujeres #PremioNobel #SigloXX #1922 #Desolación #Vida
Oye, ¿qué gime o qué llora? Dime, dime, ¿qué le pasa? Corre adentro del trigal pero a trechos se descansa. Es más grandota que pájaro
Amado Nervo, suave perfil, labio… Amado Nervo, estrofa y corazón en… mientras te escribo, tienes losa s… baja en la nieve tu mortaja inmens… y la tremenda albura cayó sobre tu…
Es verdad, no es cuento. Hay un Ángel Guardián que ve tu acción y ve tu pensamien… que con los niños va doquiera van. Tiene cabellos suaves
Me ha besado y ya soy otra: otras, por el latido que duplica el de mis venas; otra, por el aliento que se percibe entre mi aliento. Y hasta encuentro en mi hálito una exhalación de flor...
Cristo del campo, “Cristo de Calv… vine a rogarte por mi carne enferm… pero al verte mis ojos van y viene… de tu cuerpo a mi cuerpo con vergü… Mi sangre aún es agua de regato;
Entre resplandores y humos, exorcismos olvidados, la indiada secreta va y viene, brazos en alto, o se calla en piedra atónita,
Con el mentón caído sobre la mano… el Pensador se acuerda que es carn… carne fatal, delante del destino d… carne que odia la muerte, y tembló… Y tembló de amor, toda su primaver…
Padre: has de oír este decir que se me abre en los labios como… Te llamaré Padre, porque
¡Ah! Nunca más conocerá tu boca la vergüenza del beso que chorreab… concupiscencia, como espesa lava! Vuelven a ser dos pétalos naciente… esponjados de miel nueva, los labi…
Doña venenos habita a unos pasos de mi casa. Ella quiere disfrutar rutas, jardines y playas, y todo ya se lo dimos,
Aquel mismo arenal, ella camina siempre hasta cuando ya duermen lo… y aunque para dormir caiga por tie… ese mismo arenal sueña y camina. La misma ruta, la que lleva al Es…
—Mentaste, Gabriela, el Mar que no se aprende sin verlo y esto de no saber de él y oírmelo sólo en cuento, esto, mama, ya duraba
Habla con dejo de sus mares bárbar… con no sé qué algas y no sé qué ar… reza oración a dios sin bulto y pe… envejecida como si muriera. Ese huerto nuestro que nos hizo ex…
Quedó sobre las hierbas el leñador cansado, dormido en el aroma del pino de su hachazo. Tienen sus pies majadas
La rosa colorada cogida ayer; el fuego y la canela que llaman clavel; el pan horneado