En memoria de: Fábio Fiallo
Seco mis lágrimas con toallitas de cristal, que cuando sienten la humedad de mis ojos se vuelven añicos al instante. Te miro de lejos y sé que no te puedo amar... Pero mi corazón no entiende y te llama por las infinitas madrugadas, y yo rendido a sus deseos... No puedo hacer absolutamente nada.