Cargando...

Amante mía:

Amadísima amante mía desde hace ya tiempo presiento el
final de nuestra historia. Lo veo en tus ojos ausentes,
lo oigo en tus silencios...
 
Sí, lo sé. La palabra amante nunca te cayó bien, pero por
sobre todas las cosas, eso eres para mí, mi amante, así
como yo soy tu amante, nunca fuimos otra cosa. Desde el
primer día lo decidimos, ¿te acuerdas?
 
Ese mismo día puse todas mis cartas sobre la mesa, sin
guardarme ninguna. Te dije, si mal no recuerdo, no estoy
solo en este mundo, no está desierto mi corazón, no soy
un hombre libre, ni quiero serlo y no te mentía. Llegaste
un poco tarde a mi vida, llegaste cuando el amor había
comenzado para mí, y alguien, de quien después te dije el
nombre, me encadenaba suavemente los sentimientos.
También te dije que lo nuestro sería distinto porque
íbamos a estar juntos, únicamente cuando teníamos ganas
de amarnos. Te lo dije. Recuerdo todavía tu sonrisa
complaciente y el beso que diste como sellando el trato.
¿Te acuerdas?
 
No me pongas entonces entre la espada y la pared, no me
obligues a elegir entre un adiós y otro adiós. No quiero
lastimarte. No quiero que nadie salga lastimado.
Para mí todo está como estaba, nada ha cambiado, sólo
tú cambiaste, yo sigo siendo el mismo, con las mismas
suaves cadenas que no puedo ni quiero romper.
Una vez más, pongo todas mis cartas sobre la mesa, sin
guardarme ninguna. De ti depende si el juego continúa. Te amo.

Preferido o celebrado por...
Otras obras de Gian Franco Pagliaro...



Top