Tengo miedo a andar descalza
por los suelos de tu patio...
Pues brotan las rosetas
sangre de mis pies.
Y mis plantas adolecen
como raíces arrancadas.
Y cosquillean mis piernas,
perdiendo el peso de mi ser.
Entonces te veo,
áun sin ojos.
Y siento tosco
el corte de tu hacha en mi verde cuerpo
ahora ajado
y ahogado en sabia.