#EscritoresEspañoles #Letrillas #Romances XLV
El líquido cristal que hoy de esta… admiras, caminante, el mismo es de Helicona; si pudieres, perdona al paso un solo instante:
Cuatro o seis desnudos hombros De dos escollos o tres Hurtan poco sitio al mar, Y mucho agradable en él. Cuánto lo sienten las ondas
¡Mal haya el que en señores idolat… y en Madrid desperdicia sus dinero… si ha de hacer al salir una mohatr… Arroyos de mi huerta lisonjeros (¿lisonjeros?: mal dije, que sois…
¿Yo en justa injusta expuesto a la… De un positivo padre azafranado? Paciencia, Job, si alguna os han… Prolijos los escritos de su Encia… Consuelo me daréis, si no pacienci…
Sople rabiosamente conjurado Contra mi leño el Austro embravec… Que me ha de hallar el último gemi… En vez de tabla, al áncora abrazad… ¿Qué mucho, si del mármol desatado
—Téngoos, señora tela, gran mancil… —Dios la tenga de vos, señor solda… —¿Cómo estáis acá afuera? —Hoy me… Por vagabunda, fuera de la Villa. —¿Dónde están los galanes de Cast…
Ya besando unas manos cristalinas, Ya anudándome a un blanco y liso c… Ya esparciendo por él aquel cabell… Que Amor sacó entre el oro de sus… Ya quebrando en aquellas perlas fi…
Entre las hojas cinco generosa, Si verde pompa no de un campo de o… Prendas sin pluma a ruiseñor canor… Degolló muda sierpe venenosa; Al culto padre no con voz piadosa,
¡Oh qué bien que baila Gil, Con las mozas de Barajas, La chacona a las sonajas, Y el villano al tamboril! Fue a Madrid por san Miguel
Al tronco descansaba de una encina Que invidia de los bosques fue loz… Cuando segur legal una mañana Alto horror me dejó con su rüina. Laurel que de sus ramas hizo dina
—¿De dónde bueno, Juan, con pedor… —Señora tía, de Cagalarache. —Sobrino, ¿y cuántos fuistes a Al… —Treinta soldados en tres mil gale… —¿Tanta gente?—Tomámoslo de veras
Grandes, más que elefantes y que a… Títulos liberales como rocas, Gentiles hombres, sólo de sus boca… Illustri cavaglier, llaves doradas… Hábitos, capas digo remendadas,
Lloraba la niña (Y tenía razón) La prolija ausencia De su ingrato amor. Dejóla tan niña,
Da bienes Fortuna que no están escritos: cuando pitos flautas, cuando flautas pitos. ¡Cuán diversas sendas
Tú (cuyo ilustre, entre una y otra… De la Imperial Ciudad, patrio edi… Al Tajo mira en su húmido ejercic… Pintar los campos y dorar la arena… Descuelga de aquel lauro enhorabue…