Amlo en el valemadrismo quieto frente al terrorismo, la violencia desatada, él anda como si nada. Minimizando el problema,

Fue santuario prodigioso, era un bosque pantanoso, mezcla de agua, dulce río, con de mar, sal de rocío. Naturaleza de luto,

Pues, López no se modera ya se envuelve en la bandera del falso nacionalismo que oculta su egocentrismo. Delirante, en vituperio,

Por el incidente extraño de Héctor con un tal Serrano, del que nadie sabe nada, la jauría vuelta manada. De morena tribus, hordas,

Es corcholata del peje anda en el tejemaneje de corte internacional es el canciller formal. Es secretario de estado,

López no tiene remedio volvió al mañanero tedio a su “presidencia” trunca amolada como nunca. Con el alma más canija

A López se le hizo vicio, anda celebrando el juicio a García Luna de los gringos: culpable . . . “tilingos lingos”. De manera muy contenta

A López presumir le encanta que todos los días se levanta a las cinco de la mañana, lo cuenta como una hazaña. Y que con su gabinete

El arte te requería como “Ídolo de Clavería”, allá, por Azcapotzalco, puso al escucharte palco. Dios te dotó de talento,

No en Siria ni en Afganistán los terroristas aquí están entre nosotros les digo a Dios pongo por testigo. Un coche bomba ha estallado

Llegaste muy silencioso como en el anonimato cruel tumor maligno ingrato, carcinoma pernicioso te lanzaste malicioso

Si López viviera en casa de cualquier buen mexicano que lo viera terco, insano, cual viejo que se desfasa en su delirante traza,

López necesita, urgente, un asesor que lo oriente pa’ que evite la ignorancia y su cerrazón tan rancia. Seis de octubre, en la mañana,