Esa secta de mugrena, lo reitero, es la gangrena que va arrasando con todo enfangándolo en el lodo. La estupidez los embriaga,

Tengo poco que decir, por eso, no debo mentir, no fui su hermano, su amigo, pero eso sí . . . fui testigo. De su entierro doloroso,

El no quiso que élla entrara a su imperial palacio, López se mostró reacio a que la puerta pasara, a que bien la traspasara

Te compré sin un respingo en un tianguis de domingo te vi en el suelo, tirado, me sentí desconsolado. Tú no mereces desprecio,

Agua en absoluta calma, que va sangrando del alma, quiere llegar a la orilla de la vida que la humilla. Navegando, . . . apenas voy,

En la noche eternizada por la tiniebla más plena, Dios Supremo bajo el lema de dar la vida sagrada sembró el amor en la nada

Ya me imagino bien muerto, sin cuerpo sin existencia, dejando escapar la esencia de mi ser para aquel puerto del todo etéreo e incierto

Nueva pifia garrafal va la Guardia Nacional al metro, para el asunto del sabotaje presunto. Para dizque “resguardarlo”,

López no tiene remedio volvió al mañanero tedio a su “presidencia” trunca amolada como nunca. Con el alma más canija

López es de otros tiempos de allá de mil novecientos del sesenta o del setenta, en lo viejo se aposenta. La verdad aflora, estalla,