Entre velos
Te invito a esta habitación cómoda en la que hallarás donde colocarte,
deja tus zapatos, mueve sillones, reposapiés, velas, tules, organzas, mantas,
ubica elixir preferido y reposa un rato acá...
Ven espíritu atribulado,
descansa a mi costado,
alma de poeta complicado,
estate conmigo y sé feliz por fin.
Prometo dedicada atención a esos revueltos universos internos que llevas en ti,
esos a los que me puedo asomar luego de tu revelarles,
voy a sumergirme a flor de piel allí.
A contracorriente nademos hacia esta fusión incompleta que podemos sentir así.
Colecciono seres especiales, de los que luego se queda la esencia a habitar en mí.
Sé mi obsesión y mi anhelo, por un lapso breve,
el suficiente para satisfacernos y que luego deseemos otros rumbos, otras rutas.
Seamos caminos variados de los que nos dejan hechos mapas intrincados, inmensos
mapas distintos a cualquier otro, mapas únicos, reales e increíbles
mapas que no se pueden fingir,
de los que sólo se intuyen al mirar los ojos descuidados en un desliz.
Ven genio en alborozo, que yo, ligera de temores,
cantaré cual pájaro arrobado
soltando pensamientos ocultos que conoceré solo al verles salir,
ni pensaré antes de hablar,
no habrá barreras que saltar.
Campo abierto de tumbas insepultas en las que puedas escarbar.
Serán mías esas cuevas ignotas en las que yo no voy a entrar,
tus ojos de intensas luces encontrarán en ellas lo que se atrevan a desear.
Como dos amantes ciegos, de manos hábiles, todo nos palparemos sin dañar,
sintiendo en el otro el clímax anhelado con placer desenfadado,
llegando con ello a abandonar la soledad.
Enlacemos nuestros versos, de estilos opuestos, veamos cómo puede quedar.
Seamos crisol de fuego que transforme estas almas
con alquimia siempre sabia,
que no nos reconozca nadie más.
Transmutación temporal pura que dé lugar al ámbar, jaspe, cuarzo, diamante,
a lo que no ha sido visto ni descrito,
a lo que solo sabe la inmensidad.
Hasta que tu esencia y la mía se hagan inmiscibles y se tengan que separar,
alejándose estos senderos,
llevándonos dentro las rutas de otros inscritas a doble faz.
Tendrás certezas y no pocas sorpresas.
No habrá lunas ni soles,
no reconocerás estos albores.
Ganarás la libertad.
Volverás a ser sólo tuyo como Jerjes profundo.
No atisbo cuan alto volarás.
Sé de antemano que tu recuerdo imborrable en mi adentro flotará,
como sueño vacuo, apenas intuido, de plenitud carmesí compartida.
Perfecta perla de magma que dejaremos atrás.
