Cargando...

Viéndome en tus ojos

En tus ojos me descubro,
cada simple gesto tuyo es aún más puro.
Lo que veo es lo que siento,
reflejado en tu magia y tu poder.
Tu sonrisa termina de dibujar
lo que no sospecho ni conozco
pero puedes controlar.
 
Sin tocarte ya te tengo,
alientas mi vaivén,
que tu ritmo al respirar
se vuelve mi canción de cuna
y mi edén.
 
Con la boca rota de tanto morder,
por desear satisfacer el deseo de tener,
derrito lo que nos separa
quebrando de un salto el aire
cayéndonos en un sólo espacio personal,
encapsulando límites,
dejando fuera lo que lejos ha de quedar.
 
Y así muy cerca,
en la cápsula bendita,
floto en lo que exhalas,
allí pudiendo ser,
lo que sueño y lo que deseo
y lo que ya no me atrevo a ver.
 
Tú, inmenso en mí, me agrandas
conviertes en gozo
la alteración de mi espacio interior.
Y vuelas como pájaro blanco, grande y fuerte
hasta donde ya no sé ver yo.
 
La admiración que me despiertas
me deja en trance oportuno,
perfecto para la ocasión
de verter el vino que a sorbos
nos llevará a nuestro lado oscuro.
 
Nuestro de siempre mundo único,
cada vez más inmenso,
poblado de distintos tipos de besos,
ocupa más allá de donde llego a pensar...
Y tu ya no existes solo,
ni yo estoy separada de ti.
Lo que somos no lo conozco
ni lo llego a discernir.
 
Las sensaciones ya no importan.
El tiempo, que se detiene,
está de nuestra parte,
y nos deja así, muy lentos, amar.
 
Mariposas simples y hermosas
que se llegan a posar,
para luego revolotear en nuestras almas
que se han logrado amalgamar.
 
Encuentro en tus labios la esencia de mi vida
y la entrega se hace aún más dulce y prohibida.
Tus sensaciones reveladas en remolinos de honestidad
reflejan verdades de esas que podemos palpar.
Y noto que en lo que en estos años he cambiado
tú también estás.
Cantos de melodías cómplices
frente a horizontes valientes abiertos
ante los que flotamos como el viento
para luego aterrizar
en rocas escarpadas incrustadas en la mar.
 
La realidad se desliza y me lleva a descubrir
las diferencias entre lo que quiero
y lo que estoy dispuesta a dar.
Egoísmo inmaduro que limita al inmenso mar.
 
Pero un quiebro de tu sonrisa y esa mirada
que no me atrevo a soslayar
me llevan un punto más allá
hasta donde no hay aparente final.
 
Y las rutas nuevas inscritas
para este paseo sumergido
pleno de vida y bondad,
revelan colores y sensaciones
que puedes apreciar sin respirar.
 
Maravillas naturales no descritas
ni encerradas en un nombre
juegan con nuestros pulpejos
que tiemblan de emoción
por la conocida novedad.
 
Dos patadas, a la superficie,
y ahora todo quieto, muy intenso,
tuyo y mío y de nadie más.
Vas y ejerces tus quehaceres,
de un chasquido disuelves la cápsula
y entre risas y miradas somos dos ya.
 
Me disfrazo de frialdad,
poseída de una nueva verdad,
para volver a ser funcional
en la vida frente a otros
con los que hay que resolver asuntos
del día a día, de la realidad.
Preferido o celebrado por...
Otras obras de Grace C Chacón León...



Top