#EscritoresCamagüeyanos #EscritoresCubanos
Allá dentro, en el monte, donde la luz acaba, allá en el monte adentro, ácana. Ay, ácana con ácana,
Conozco la azul laguna y el cielo doblado en ella. Y el resplandor de la estrella. Y la luna. En mi chaqueta de abril
Pues aquí tiene usted, Julieta, cómo por fin enseño mi oreja de poeta. Pero un poeta sin spleen y sin ninguna
¿Cómo estás, Puerto Rico, tú de socio asociado en sociedad? Al pie de cocoteros y guitarras, bajo la luna y junto al mar, ¡que suave honor andar del brazo,
De tus manos gotean las uñas, en un manojo de diez uva… Piel, carne de tronco quemado, que cuando naufraga en el espejo,…
Para hacer esta muralla, tráiganme todas las manos: los negros, sus manos negras, los blancos, sus blancas manos. Ay,
Envenenada tinta habla de los mau-maus; negros de diente y uña, de antropofagia y tótem. Gruñe la tinta, cuento,
Yo siento una devoción ardiente por todos los ríos, desde el Nilo sagrado, padre de Egipto, hasta el ignorado Juan de Toro, que no es padre de nadie, pero que tiene agua corriente y cau...
¿Imagina usted, Teresa, cómo arde su rostro grave al resplandor de la suave luz verde en sus ojos presa? ¿Se sabe qué luz es ésa?
Con mi tres o con su cuatro, cante, Juan Bimba, yo lo acompaño. —Canto en Cuba y Venezuela, y una canción se me sale:
José Ramón Cantaliso, ¡canta liso!, canta liso, José Ramón. Duro espinazo insumiso: por eso es que canta liso
Para Cándido Portinari, la miel y el ron, y una guitarra de azúcar, y una canción y un corazón.
Oh llanura materna, tierra mía, ancho cuero de toro, seco y duro: Ni un monte tienes de granito puro que interrumpa tu tensa geografía. ¿Ni un monte tienes de granito pur…
¡Ah, no penséis que su voz es un suspiro! Que tiene manos de sombra, y que es su mirada lenta gota lunar temblando de frío
El alma vuela y vuela buscándote a lo lejos, Rosa tú, melancólica rosa de mi recuerdo. Cuando la madrugada