¡Ay, sabrosa ilusión, sueño süave!… ¿quién te ha enviado a mí? ¿Cómo v… ¿Por dónde entraste el alma o qué… a mi secreto por guardar la llave? ¿Quién pudo a mi dolor fiero, tan…

Huyendo baja el monte aquella fier… que de pequeños canes es seguida, y apenas en lo llano es ya venida, que no puede volver donde partiera… en otros da mayores, do cualquiera

En un olmo Vandalio escribió un d… do la corteza estaba menos dura, el nombre y la ocasión de su trist… después, mirando al cielo, así dec… «Tanto crezcas, ¡oh bella planta m…

Horas alegres que pasáis volando porque a vueltas del bien mayor ma… sabrosa noche que en tan dulce afr… el triste despedir me vas mostrand… importuno reloj, que apresurando

Como en cera imprimir sello podría lo mismo que en aquel fuese esculp… de aquel anillo, que en señal ha s… dado de la fe vuestra a la fe mía, el nombre me quedó que en él tenía…

Tan puesto tengo en vos el pensami… que ya ni pienso en mí, ni pensar… si tengo bien, por vos pasa primer… de vos viene si tengo algún tormen… Hace mi voluntad su fundamento

Sigue a la obscura noche el claro… y aquella obscuridad que el aire h… el sol la aclara toda y la deshace… y la sombra y temor de sí desvía. Así de mi verdad, señora mía,

Mientra, por alegrarme, el sol mos… la divina beldad que en sí tenía, de pura envidia de la gloria mía nube enojosa, oscura, lo celaba. Céfiro, que a mirar atento estaba

Lavinio, si el hallarme el alma aj… del ardor en que había hábito hech… te hace de mi fe mal satisfecho, sin saber la ocasión que el hado o… la historia de disculpa y razón ll…

Para ver si sus ojos eran cuales la fama entre pastores extendía, en una fuente los miraba un día Dórida, y dice así, viéndolos tale… «Ojos, cuya beldad entre mortales

Sobre las ondas del helado Ibero, incauto niño, y sin saber, corría, cuando el hielo, que fuerza no ten… quebrando, se mostró crudo y sever… El río, que veloz iba ligero,

Ejemplo del valor de las Españas, don Juan, si así supiese ahora ala… cuanto tus obras dan de gloria a M… darían a mi pluma tus hazañas. Las francesas insidias y las mañas

Quien tiene tan honrado pensamient… Lavinio, como yo, no es tan ligero mudar de voluntad sin que primero pierda con el vivir todo el conten… No fue el primero ardor el que aho…

Por repararse de una gran tormenta con que el cielo una noche amenaza… debajo de un alto olmo suspiraba temeroso Vandalio en tal afrenta. No que con las ovejas tenga cuenta…

¡Ay, mísero pastor!, ¿dó voy huyen… ¿Curar pienso un ardor con otro fu… ¡Cuitado!, ¿adónde voy? ¿Estoy ya… que ni veo mi bien ni el mal entie… ¿Dó me llevas, Amor? Si aquí me e…