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De un león arrepentido.

quien huye del desierto, de la tragedia, ve abrirse ante él un oasis, ilusión de prisión, donde, como mano de niebla fría o como nube llena, gorda, que haya prometido luz de rayo en su estomago grisáceo, el agua no satisface, la sombra no cubre, la lluvia ni es sospecha; para quien huye del desierto como de su tragedia, todas las luces son soles, todas las huellas son caminos, todas las tormentas lluvia y viento

Preferido o celebrado por...
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