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Redención

En las grietas de mi alma
Aves silvestres cantan alegres
De melodiosa paz inundan mis adentros
Alivian mi ser sus suaves latidos merodeando por mi alma
Velan mi sueño en las noches
Como la mujer que en las tardes les nombró
Tomo el té con ellas
Sobre mis manos posan encantadoras
Como poemas de humilde encanto
Desfilan curiosas por el borde de la ventana
En el amor mi alma es maravillosa
No quiero presumir
Pero no hay nada como mi alma en los cálidos inicios del amor
La inspiración sobre vuela único y precioso
Por sobre mi fe de fácil quebrantar
La poesía se escribe maravillosamente
Créeme
La adoro en toda su extensión
Y la detesto en toda la magnitud de su palabra
En el amor somos seres de incomparable luz
Que de nostalgia
Y de embriagante alegría se contagian
Desafortunadamente nos encontramos de frente al dolor
Y le damos paso en nuestras vidas
A su disposición palabras de aliento colocamos en sus manos
Y de cuantiosa fe su incredulidad mal habida
Debimos ignorar sus constantes llamados
Apagar la luz
Guardar silencio cuando a la puerta golpeaban
Ni por la ventana asomar mi cabeza
Pero una gran curiosidad me invadía
Esa curiosidad que ha matado tantos gatos como a hombres ambiciosos
A su lado me senté cada noche
Y empecé a quererle como si aquello fuera lo apropiado
Y alabar su presencia en mi vida
Múltiples oraciones dedique a su nombre
En cada parpadeo viejo me hacia
Y sus angustias mías se volvieron
Y su llanto mi rostro inundo
De insomnio y de olvido comenzaron a llenarse mis versos
Que faltos de valor comenzaron a acumularse por la casa
En intentos fallidos de ser nostalgia
Comenzaron melancólicos a vestir de gris mi alguna vez colorida existencia
Mi dolor empezó a salir de noche
A de madrugada volver
A insultar mi sabiduría
A promesas hacer
A romperlas en un suspiro
En mis manos se abrieron heridas
Al recoger del suelo sus quebrantos y cristales rotos
Al ver que su mano no sostenía la mía
La deje ir
Que parta quien quedarse no anhela
No llame
En pequeños papeles deje de escribir su nombre
Hasta de pronunciar su nombre me abstuve
El dolor que yo ame me abandono
y aunque al llover
la lluvia se colara por la grietas de mi alma
y estragos en mi interior hiciera
Agradecí a Dios
Por el amor con el que escucho mis oraciones
Por poner sobre mis manos seres de agraciada belleza a la voluntad de mis poemas
Conversadores y sonrientes
sobrevuelan mi vida con gran empeño y paciencia
me limito a admirarles
a hacer silencio cuando duermen
Y a dejar bajo sus alas la protección de mi amor por ellos
De mi amor por todos
Que de paciencia aprende a esperar con humildad desmedida
Adorad estos cielos
Que de sabiduría
Endurece mi frágil corazón

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