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Justicia no esperen del látigo,
del dardo que posa en mi verso,
ni que tiriten los raídos huesos
de calaveras negras de siglos,
ni que lloren los ojos de espuma
desde la tierra de oro y cenizas.
 
Por culpa de tu cuchillo, sicario!!
 
No sostendrá mi mano, el asesino de mares;
no sostendrá mi mano, el saqueador de miserias;
no sostendrá mi mano, el defensor de holocaustos.
 
No tomarán mis brazos, los puños ensangrentados;
no beberán mis ríos, serpientes enmohecidas;
no heredarán mis piedras, los traidores del fauno.
 
Y ay de ti, carroñero de espigas,
que tiemblen raíces desde la desnuda tierra
o grite una ameba desde un charco dormido:
 
Serás hoguera en las garras
de los mutilados ancestros,
sangre con sangre: venganza;
guerra con guerra: templanza.
 
Fértil semilla en el vientre,
afable, humana y perpetua...
 
 
...Que sostendrá mi muerte!!

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