Nos habían puesto en aquel mismo sistema por alguna razón, la cual entendimos mucho tiempo después, solo estábamos dispuestos a ver lo que nuestros ojos no podían apreciar en esa primavera, ya teníamos muchas cosas sin contar y algunas que debíamos de decirlo, por amor a nosotros mismos.
Aunque nuestros labios deseaban expulsarlo de muestro ser.
El azar del tiempo parecía sonreírnos y pensábamos que este cuento tendría final feliz, olvidamos una que otra regla que eran primordiales en este juego y sin darnos cuenta dejamos pasar el inminente tiempo, el tiempo fue el adecuado, ni mucho ni poco.
El experimento seguía  dando buenos resultados, hasta que en un respiro descubrimos que tenía que acabar esta narración.
Fuimos juntando recuerdos y momentos no muy gratos y lo guardamos en aquella caja de madera que tenía el color del cielo, dejamos una cierta cantidad de besos en la pared y  ocultamos pasiones en el piso.
Nuestras formas de mostrar afecto eran muy originales y también por momentos eran muy fuera de onda, aquellas paredes esperan vernos pasar de nuevo ebrios por aquella puerta, la cual era nuestro portal de entrada al cielo y al infierno….
Aquellas paredes lloraban por nosotros y nosotros por ellas, siempre nos esperaban dispuestas a  poner un nombre  encima de otro, ese cuarto esperaba nuestras risas y aquellas almohadas nuestros llantos, las ventanas de aquel cuarto se habían escondido en aquel ropero de madera, porque  ya que no habían quien se escape por sus orillas.
Aquel experimento comenzó en ese mismo cuarto de 8 paredes, que tenía el color de la inocencia color el cual tú misma lo pintaste con las flores de aquel jardín de nuestros cielos, siempre mirábamos aquel agujero que nos hacía mirar el comienzo de un nuevo día.
Nuestras almas ya se habían puesto de acuerdo para no pensar el uno al otro…aunque no dio un buen resultado, porque aún seguía implantado en nuestras almas aquel sentimiento de culpabilidad y remordimiento por aquellos sucesos que el azar nos entregó en  muestras costas….
Nuestras mentes ya estaban en otras órbitas y nuestros pies querían seguir caminando por aquel cielo sin veredas, nuestros ojos estaban despiertos aunque por algunos segundos dormían al compás del viento.
El vaivén de muchas tardes juntas se vio reflejados en aquellas personas las cuales observábamos en  nuestra rutinaria vida,
Ellos recién experimentaban aquel experimento el cual nosotros ya no éramos parte, pero muy dentro de nosotros  deseábamos volver a sentir  ese sentimiento que algún día se cruzó en nuestras vistas.
Con alegría supimos decir adiós y todo quedo hay, pero algo se había quedado guardado en nuestros corazones, sabíamos que este juego no había terminado solo esperábamos  otra oportunidad para que este experimento evolucione y termine con aquel cielo debajo de nuestros ojos…..
El experimento dio resultado, y nos volvimos soñadores y capaces de sentir el amor, nuestras vistas siguen con la misma inocencia y nuestras manos siguen teniendo el mismo aroma, nuestras mañanas son las mismas, solo que ahora no tenemos a quien culpar.

Sigue este experimento y seguirá hasta el día en el cual decidamos emprender otro viaje sin movernos de aquí..