Está de pie frente al río,
le está buscando la gramática a un sueño de cannabis.
Mira el agua dibujar caracoles,
le parece ver la historia del hombre en corrientes de agua que batallan.
Hace poco estuvo en un manicomio
y escuchó el gorjeo de un ave;
supo entonces de los símbolos proféticos del mundo,
metáforas cifradas como sánscrito que juega a descoser el paisaje,
la inconsciencia de un árbol resignado,
la distancia azul entre un amor vencido y el abrazo del mar,
el dolor de las cosas cuando están a punto de partir.
Viejo Titán, fiero gigante,
eres un monstruo que todo lo destroza
y al que todo lo hiere.
Te vieron en una cárcel en Cartagena,
estabas gritando madres porque no te dejaban ver los luceros,
y te tuvieron que sacar al patio hasta que viste a las estrellas llorar,
como diosas antiguas confinadas por el tiempo.
A dónde putas vas con tu tristeza pesada,
a dónde te fuiste después de cazar las mariposas nocturnales,
te encontraron sangrante en una calle obscura,
tu fantasma aún ronda en este valle,
aún ronda.
Aún ronda.