Cuando dormías, sin saberlo, con tu peor enemigo, a quien entregaste tu alma, el tiempo, tu energía, tus sueños. Cuando cuidabas a sus hijos

La semilla aguarda, oculta, su momento. Es su ligereza lo que lleva lejos a una pluma.

Todo lo que quiero Es escribir versos sobre tu piel, hacerte un besamanos, Desnudarte de un traje de besos a medida,

Negación, Dueña del Olvido, señora de otro mundo plagado de fantasmas e insignificantes insectos.

Te quiero, Como lo viejo a lo nuevo, Como un suspiro al anhelo, Como la leche al almendro, Como esta lágrima al océano,

Dadnos, por el amor de Dios, Educación, pan y trabajo. Dadnos justicia y paz A ambos lados del charco. Nada de pueblos abatidos,

Malditos burgueses, que nos rociáis el dorso de aceite hirviendo y os parece de mal grado denunciar el resultado.

Ordenando mi casa ordeno mi mente. Limpiando mi casa limpio mi alma. Vaciando mi casa

Me volví a los bosques del Norte A aullar a la pálida luna, A cazar solo, lo necesario, A limpiar el alma de escombros. Atrás dejé a Tormenta

Nos acostumbramos A la injusticia A la ignominia A las mentiras A la traición

Mi primavera, Mi flor brotada De un árbol caído, Mi dulce despertar A la fértil poesía.

Pasear de la mano por el parque. Encontrar gnomos en el bosque. Coger el tren a tu encuentro. Besarte hasta el alma bajo la lluv… Amarnos hasta el agotamiento.

Fui hecha de amor y besos MI piel es de vuestra sal, Mis dedos son diez bocados En ambos lados del cuello. Fui hecha de amor y respeto,

¿Hacia dónde van tus pasos? ¿En qué te has convertido? ¿A qué me enfrento cuando te veo? ¿Qué fue de aquellos espíritus Libres, insólitos e indomables?

Nos follábamos con la mirada, buscando algún camino en dirección contraria por la Vía Láctea, como dos autoestopistas