No quiero romper tu soledad quebradiza.
Mis dedos te dibujan en el aire,
porque guardan tu cuerpo en su memoria.
Abrazo una almohada que no se te parece,
y ciertas fotos exhalan lágrimas negras.
Dicen que estoy abstraído, que no hablo,
Qué sabrán con quien lo hago.
Tampoco saben que lloro, pues son gotas
Que idiotas arremansan en mi garganta.
Cae la noche y siento que me abraza,
hasta cubrirme, tu negra cabellera.
El duelo une estos corazones hermanos
que otrora lo fueran en la vida plena,
y febril pongo tu nombre al dolor,
Para seguir así por siempre acompañado.