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El olvido de sus últimos amores

Aquella noche hablé con el olvido
de sus último amores, ¡oh!
mi dulce amante. Y de su templo,
vanidosa recibí, la pasión de sus
pasajes relámpaguantes, que me
Sedujeron cual origen, la virtud callada
de su incontrolable erotismo .
 
Aquella noche; ¡oh! Mi dulce amante
fueron siete textos invocados, la hora
censurada donde con sus movimientos
arrebatadores, amplió el chispeante
ambicionado, de su revelación única Y brutal.
 
Ojalá; ¡oh! Mi dulce amante
que el momento nos permita
otros encuentros; oh algo inédito
electrizante, entre mañanas, exquisitos  Y perversos. Que nos anide entre fantasma
Y perímetros volubles... Desbaratando
en las afueras de la imaginación, en nuestro fuego interminable Y cotidiano.

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