¡Señora!
Su cuerpo es la humedad
de la revelación de lo que existe
en un viaje sin retorno de sus curvas
refinadas.
¡Señora! Anoche hablé con el olvido
de sus últimos amores,
la virtud callada del placer, la confesión Y la
ternura.
Mientras me ajustaba a la costumbre de
su carne ardorosa. Adherida a sus clásicos
de mi suerte
cual milagro de su templo
exquisito Y reluciente. Cómplice de toda
urgencia de una noche
el paradigma
que nos hace coexistir, en la intensidad
de toda fuerza
digerida por la virtud
de lo evidente....
Cual faenas de los vinos entre
gotas del recuerdo de un minuto consecuente
Coautor de cada mágico pecado
que dejó su huella en la silueta pincelada
sol de su entrañable táctica Y enfoque.