#EscritoresMexicanos
La primavera de la aldea bajó esta tarde a la ciudad, con su cara de niña fea y su vestido de percal. Traía nidos en las manos
Todo, así, te prolonga y te señala… el pensamiento, el llanto, la deli… y hasta esa mano fiel con que resb… ingrávida, sin dedos, tu caricia. Oculta en mi dolor eres un ala
Nos hemos bruscamente desprendido y nos hemos quedado con las manos vacías, como si una… se nos hubiera ido de las manos; con los ojos al suelo,
Para escapar de ti no bastan ya peldaños, túneles, aviones, teléfonos o barcos. Todo lo que se va
Paisaje lento de mi poesía... ¿Otoño? —No. Más bien, tras de la… entre el líquido verde de las hoja… amanecer sombrío de la luna. Ambigua luz de incienso en las vol…
Se nos ha ido la tarde en cantar una canción, en perseguir una nube y en deshojar una flor. Se nos ha ido la noche
Tener, al mediodía, abiertas las v… del patio iluminado que mira al co… Oler un olor tibio de sol y de man… Decir cosas sencillas: las que ins… Beber un agua pura, y en el vaso p…
Voz interior, palabra presentida que, con promesas tácitas, resume —como en la gota última, el perfum… en su paciente formación, la vida. Voz en ajenos labios no aprendida
Amanecía tu voz tan perezosa, tan blanda, como si el día anterior hubiera llovido sobre tu alma...
Corrí las persianas azules de la siesta sobre el oasis del jardín. En la colmena del reloj se adormeció el enjambre de las ho…
Por esa fina herida silenciosa que siquiera da paso a la agonía, ¡ay! entra, muerte, en mí, como la… de la hiedra que el sol prende en… Abre —¡aunque sea así!—la última r…
Enterrado vivo en un infinito dédalo de espejos, me oigo, me sigo, me busco en el liso
Naranjas que caían al corral de mi casa de una casa vecina, rodando por las tapias... Encendidas naranjas
Ramo del corazón, el que se hace sólo una vez. El que se da, sin ve… No sería bastante todo el abril de… para hacerlo de nuevo.