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¿Qué Eres tú Cuando Das Un Beso?

Mi primer beso fue uno de 48 añitos de edad, de piel blanquecina, y demasiada tristeza como para mirar al cielo sin sentirse abandonado por dios en un planeta de mierda cualquiera donde las mujeres son primero putas, y luego hijas de puta.
Mi primer beso, mi ultima mujer...

Fue fugaz el primero de ellos.
Con temor a ser descubiertos, se abalanzó sobre mi esa señora casi desconocida por las tripas que tanto me hacen vomitar cuando no tengo mas que a la droga de la ansiedad de vivir.
Con temor me besó con un pico de pajarito azul tristeza, con colores de mandala pintado en hospital de discapacitados emocionales, con alergias y no alegrías...
Con emoción le recibí aquél par besitos a esa señora que Lucía tan bien en su achicopalado pálpito.

Mi primer beso no fue en éste par de labios superiores, cerca al cuello, cerca a la nuca que desnuca de vez en cuando cuando escribo yo tanto.
Mi primer beso fue en la vagina que tengo por corazón, en la vagina que tengo por espiral cerca del ombligo pero por dentro, muy adentro...
Mi primer beso fue de ella, el mejor regalo por parte de todas sus experiencias dañadas y sucias, en busca de reparación, en busca de colas de caballo de mejor color, de mejor olor a tierra, a humedad, a complejos de chiquillo.
Mi primer beso fue su alma gris, sin matiz, ese cristal que habita en la estelar estela de las estrellas mas sufridas que van y vienen y vienen y te dicen que nada saben de ellas mismas...

Lo que sentí fue el fuí, lo que fui fue el ser, lo que sé que fue fue el fui...
Y todo se defendió dentro de este cuerpo lleno de plomo y estaño que extraña de vez en cuando al bario y la variedad de lo vago que es la vida cuando se recuesta en el sofá a ver películas francesas.
Y todo se fragmentó dentro de este cuerpo lleno de toda esa mierda química.
Dejando atrás al alma hablando entre balbuceos y buceos y sucesos y ceros sobre aguaceros, quedé extático, mortecino y con olor a traicionado por las leves rayas de cuero que son complejas en aquella vieja tan deliciosa, en aquella traba que traba como la marihuana y el vino, en aquella prosa que impecable entró e implacable creo que saldrá; en forma de frame sobre frame sobre frame que dibujando sobre mi rostro el rostro de una Dios, de una Sentido, de una Misa de Musas, acabó de raíz mi gran complejo a no crearme amado en una hermosa chiquilla como aquella...

¿Qué soy? El hijo de puta beso de sus arrugas...

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