Jevel

Intermitencia

No quería enamorarme, lo juro
no después de tantas veces
de recoger mis pedazos una y otra vez,
había decidido que nunca más, que estaba mejor sola
y que los domingos serían de café y libros
 
Pero llegaste TU
con aquellos ojos que iluminaron un poco mi vida
con tus labios dulces,
que decían todo lo que me gusta escuchar
con tus manos, que sujetaron las mías tan fuerte
que creí que no necesitaba estar sola
aquellos manos que quitaron peldaño a peldaño el muro que había construido
y me explicaron que el miedo es solo un mal sueño
 
Llegué a creer que los días de la semana no eran tan malos
porque podía verte,
porque ya no añoraba el fin de semana para hundirme en mi,
sino derretirme en ti
porque habían cigarros y tus ojos
porque cualquier instante contigo era mágico e intenso,
Porque cualquier plan era mejor si incluía tu voz
 
Pero –Siempre hay un pero–
tu voz dejó de ser dulce
porqué dejé de escucharla.
Te convertiste en  ausencia e intermitencia
abriste heridas que creí sanadas,
Entraste en mi, para luego olvidar quien soy.
Me dejaste con todo lo que tenía para dar
para amar(te)
 
Y llego a la conclusión nuevamente que es mejor estar sola
Aunque extrañe tus besos,
aunque extrañe tus ojos
aunque extrañe tu humo
aunque te extrañe
porque ya no eres de quien me enamoré
y no sé como encontrarte
 
Es mi culpa, lo sé
instantes efímeros se convirtieron en mi todo
te convertiste en una constante en mi mente
me sorprendí a mi misma añorando verte.
Fue mi culpa,
me enamoré tanto de ti, que ya no sé como dejar de estarlo
y ya no quiero más.
Porque me dueles
porque no logro entenderte
porque ni siquiera hablas para que me quede
porque no me quieres.
 
Este no es un poema de amor,
puedes darte cuenta,
es un leve susurro de mi corazón
despidiéndose.
Te quise, te adoré, te extrañé
y ahora es el momento de dejarte ir.

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