Con tu sonrisa sortílega, con tus dientes de blanco galope:
Adornas mi noche, mi luna creciente, amada mía.
Con tus manos sortílegas, como lienzo blanco:
Desnudas mi indiferencia, besas mi espalda, amada mía.
Con tus pestañas sortílegas, frutal amanecer celeste:
Acaricias mi orgullo, despojas mis miedos, amada mía.
Con tu mirada sortílega, profunda en el centro del camino:
Los ríos de mi conciencia se desgarran ferozmente, amada mía.
Con tu voz sortílega, como diadema del alba:
Me enajenas indiferentemente, amada mía.
Con tu cuerpo sortílego, ceremonioso despertar, libre de manto:
Amada mía...