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Jorge Teillier

Jorge Teillier Sandoval (Lautaro, 24 de junio de 1935 - Viña del Mar, 22 de abril de 1996) fue un destacado poeta chileno exponente de la poesía lárica.

Jorge Teillier Sandoval (Lautaro, 24 de junio de 1935 - Viña del Mar, 22 de abril de 1996) fue un destacado poeta chileno exponente de la poesía lárica.

Su infancia transcurrió en el sur de Chile, en la Araucanía. Desde aquellos años, coincidentes cronológicamente con la Segunda Guerra Mundial, la vida cotidiana del autor estuvo ya marcada por el contacto directo con la naturaleza y una forma de entender la tradición capaz de articular en un mismo enfoque rasgos culturales, sociales e históricos chilenos, franceses y mapuche. A la descendencia gala del autor, se acopló la tradición araucana, y prontamente, a través de la literatura, un sentido aún más universal.

Dice Teillier: "No recuerdo haber intentado escribir poema alguno hasta los doce años de edad. La poesía me parecía algo perteneciente a otro mundo y prefería leer en prosa. Leía como si me hubiesen dado cuerda".1 Pero aunque desde los 12 años escribía prosa y poesía, fue a los 16, en la ciudad de Victoria donde escribió, a los 16 años, su "primer poema verdadero", o sea, explica Teillier, "el primero que vi, con incomparable sorpresa, como escrito por otro".1 Gran parte de los poemas que componen su primer libro, Para ángeles y gorriones (1956), nacieron "sobre el pupitre del liceo".

De esa época liceana —especialmente fecunda para el novel autor, que colaboró activamente en diversas publicaciones locales, con poemas o pequeñas crónicas que en buena medida anticipaban el particular universo poético que más tarde consolidaría en sus libros—, recordará en 1968: "Mi mundo poético era el mismo donde también ahora suelo habitar, y que tal vez un día deba destruir para que se conserve: aquel atravesado por la locomotora 245, por las nubes que en noviembre hacen llover en pleno verano y son las sombras de los muertos que nos visitan, según decía una vieja tía; aquel poblado por espejos que no reflejan nuestra imagen sino la del desconocido que fuimos y viene desde otra época hasta nuestro encuentro, aquel donde tocan las campanas de la parroquia y donde aún se narran historias sobre la fundación del pueblo".

En 1953, con 18 años de edad, Teillier emprendió viaje a Santiago para cursar estudios superiores: ingresa en el Instituto Pedagógico a estudiar Historia, haciendo latente su constante vocación por rescatar la tradición, y de ello alimentar su creación poética.

En dicho contexto conocerá a muchos autores de su generación, la del 50, como a los poetas Braulio Arenas, Rolando Cárdenas, Enrique Lihn o el novelista Enrique Lafourcade, entre otros. No tardó en hacerse de un nombre en la escena santiaguina, lo que en buena parte posibilitó la publicación de su primer poemario, que fue bien acogido por la critica especializada de la época y recibió elogiosos comentarios por parte de Alone, quien destacó la simpleza de su poesía, no carente de profundidad.

Por aquellos años el pulso poético teilleriano ya se hallaba relativamente consolidado, lo que puede constatarse al analizar publicaciones posteriores, en que suele reiterarse la visión de mundo expuesta en su obra debut. Considerando eso, puede decirse que se trata de uno de los pocos casos en la historia literaria nacional en que un autor es capaz de presentarse "consolidado" en su propuesta poética ya en su primer libro.

Recuerda Teillier que por ese entonces "el héroe poético de mi generación era Pablo Neruda, que perseguido por el Traidor se dejaba crecer barba y atravesaba a caballo la Cordillera".

Neruda, continúa Teillier, "llamaba a cantar con palabras sencillas al hombre sencillo y en nombre del realismo socialista convocaba a los poetas a construir el socialismo. Hijo de comunista, descendiente de agricultores medianos o pobres y de artesanos, yo sentimentalmente sabía que la poesía debía ser un instrumento de lucha y liberación y mis primeros amigos poetas fueron los que en ese entonces seguían el ejemplo de Neruda y luchaban por la Paz y escribían poesía social. Pero yo era incapaz de escribirla, y eso me creaba un sentimiento de culpa que aún ahora suele perseguirme. Fácilmente podía ser entonces tratado de poeta decadente, pero a mí me parece que la poesía no puede estar subordinada a ideología alguna, aun cuando el poeta como hombre y ciudadano (no quiero decir ciudadano elector, por supuesto) tiene derecho a elegir la lucha a la torre de marfil o de madera o cemento. Ninguna poesía ha calmado el hambre o remediado una injusticia social, pero su belleza puede ayudar a sobrevivir contra todas las miserias. Yo escribía lo que me dictaba mi verdadero yo, el que trato de alcanzar en esta lucha entre mí mismo y mi poesía, reflejada también en mi vida. Porque no importa ser buen o mal poeta, escribir buenos malos versos, sino transformarse en poeta, superar la avería de lo cotidiano, luchar contra el universo que se deshace, no aceptar los valores que no sean poéticos, seguir escuchando el ruiseñor de Keats, que da alegría para siempre".

Terminada la universidad, ejerció la docencia en el Liceo de Lautaro. En 1963 fundó y dirigió (hasta 1965), junto con Jorge Vélez, la revista de poesía Orfeo. También dirigiría el Boletín de la Universidad de Chile.

Tellier estuvo casado por un tiempo breve con Sybila Arredondo, relaciòn de la que nacieron dos hijos, Carolina y Sebastián.

Después del golpe militar del 11 de septiembre de 1973, Teillier siguió fiel a su credo, aunque no se puede negar, como bien dice Marcelo Quiñones, que aparecen "símbolos o signos de indicios" que nos remiten "al drama que por diecisiete años vivió Chile. Es verdad que con el correr de los años, el poeta fue acentuando o hizo más ostensible el tono autobiográfico de su poesía, esas pequeñas confesiones como 'la noche es mi mejor amiga' o 'es mejor morir de vino que de tedio'. Pero es igualmente efectivo que la compulsiva situación que vivió Chile bajo la dictadura fue determinante para que esta poesía tan genuina —en la que más de una vez asoman las 'sombras de los amigos muertos'—, diga en tono desacostumbrado que 'el único país donde me siento extranjero es mi país' o que 'vivo en un tiempo en que mandan los padrastros'".

A lo largo de su trayectoria literaria recibió numerosos galardones, incluido el Premio Anguita 1993, concedido por la Editorial Universitaria al poeta vivo más importante de Chile que no hubiese conseguido el Premio Nacional.

Teillier se dedicó también a la traducción —por ejemplo, La confesión de un granuja de Sergéi Yesenin; escribió cuentos y colaboró en diversos diarios y revistas.

La poesía de Teillier ha sido traducida parcialmente a varios idiomas y cuenta con dos colecciones bilingües: In order to talk with the Dead y From the country of Never-more.

Sobre sus obras, el mismo Teillier ha escrito: "Creo que todos mis libros forman un solo libro, publicado en forma fragmentaria, a excepción de Crónica del forastero.

Me parece que difícilmente uno tiene más de un poema que escribir en su vida.

Hay varias tendencias en mis libros que van de Para ángeles y gorriones (1956) hasta Poemas del País de Nunca Jamás (1963); una descriptiva del paisaje visto como un signo que esconde otra realidad (como en los poemas El aromo o Molino de madera), otra como la historia de un personaje contada con un marco de referencia que es siempre la aldea (así en Historia de hijos pródigos), otra como el afrontar el problema del paso del tiempo, de la muerte que subyace en nosotros revelada como el fuego revela la tinta invisible por medio de la palabra (los poemas Domingo a domingo u Otoño secreto). En este sentido quiero hacer destacar que para mí la poesía es la lucha contra nuestro enemigo el tiempo, y un intento de integrarse a la muerte, de la cual tuve conciencia desde muy niño, a cuyo reino pertenezco desde muy niño, cuando sentía sus pasos subiendo la escalera que me llevaba a la torre de la casa donde me encerraba a leer".

Sus influencias poéticas van desde el modernismo hispanoamericano y el creacionismo de Vicente Huidobro hasta la poesía universal de Rainer Maria Rilke. Sin embargo, se lo vincula más directamente con los poetas Friedrich Hölderlin, Georg Trakl y Sergéi Yesenin, ya que tanto ellos como él manifestaron en su escritura una profunda relación con la aldea y con el mito.

Los últimos años de su vida los pasó en Cabildo, en el sector denominado El Ingenio. Murió a la edad de 60 años en el Hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar. Sus restos mortales descansan en el cementerio de La Ligua.

La poesía lírica

En 1965, "movido por el impulso de configurar su espacio mítico, publicó Los poetas de los lares, ensayo en el que revisa la obra de todo un grupo de poetas que centraron su obra en la provincia, la infancia y el respeto por las tradiciones, inaugurando una importante vertiente de la poesía nacional, la poesía lárica o de los lares".

La poesía lárica o de los lares, es decir, del origen o de la frontera, corresponde a la ética y estética que fundó Jorge Teillier y que transmitió en toda su obra. Esta forma de entender y crear la poesía se caracteriza por la vuelta hacia el pasado, a un paraíso perdido en el cual lo cotidiano y lo amable contrastan con la modernidad imperante en la época.

Teillier hace hincapié en la búsqueda de los valores del paisaje, de la aldea y de la provincia, donde confluyen imágenes nostálgicas de la infancia perdida y de la naturaleza primigenia del mito. A través de una escritura usualmente sencilla, propuso el retorno hacia una Edad de Oro en la que el hablante lírico y el lector podrían acceder a un mundo más puro y más feliz, “un mundo mejor”, como el propio poeta diría.

Premios y distinciones

Premio Canto a la Reina de la Primavera de Victoria
Premio de Federación de Estudiantes de Chile 1954, por el cuento Manzanas en la lluvia (con Manuel Rojas y José Santos González Vera como miembros del jurado)
Premio Alerce de la Sociedad de Escritores de Chile 1958 por El cielo cae con las hojas
Primer Premio del Concurso Gabriela Mistral 1960 por Los conjuros (esta obra será publicada en 1961 con el título de El árbol de la memoria)
Premio Municipal de Santiago de Poesía 1961 por El árbol de la memoria
Premio CRAV 1964 por Crónicas del forastero
Premio Conmemoración del Sesquicentenario de la Bandera Nacional 1967
Primer Premio de los Juegos Florales 1976 de la revista Paula
Premio Eduardo Anguita 1993
 Premio del Consejo Nacional del Libro 1994 al mejor libro del año por El molino y la higuera

Bibliografía

Libros de poesía
Para ángeles y gorriones (Ediciones Puelche, 1956; reeditado: 1995)
El cielo cae con las hojas (Ediciones Alerce, 1958)
El árbol de la memoria (Impreso por Arancibia Hermanos, 1961)
Poemas del País de Nunca Jamás (Colección El Viento en la Llama, dirigida por Armando Menedín, 1963)
Los trenes de la noche y otros poemas (Revista Mapocho, 1964)
Poemas secretos (Ediciones de los Anales de la Universidad de Chile, separata, 1965)
Crónica del forastero (Impreso por Arancibia Hermanos, 1968)
Muertes y maravillas (Antología, Editorial Universitaria, 1971; reeditado: 2005 y en 2011 por Ediciones Universidad Diego Portales)
Para un pueblo fantasma (Ediciones de la Universidad Católica de Valparaíso,1978; reeditado: 2005)
La Isla del Tesoro (con Juan Cristóbal, poeta peruano, Lima: 1982; reeditado: Editorial Dolmen, 1996)
Cartas para reinas de otras primaveras (Ediciones Manieristas, 1985)
"los Dominios Perdidos" (1996)
El molino y la higuera (Ediciones Azafrán, 1993)
Hotel Nube (póstumo, Ediciones LAR, 1996)
En el mudo corazón del bosque (póstumo, Editorial Fondo de Cultura Económica, 1997)

Otras publicaciones

La confesión de un granuja (traducción con Gabriel Barra del libro del poeta ruso Sergéi Yesenin, Editorial Universitaria, 1973)
Los dominios perdidos (antología, Fondo de Cultura Económica, 1992, segunda edición en 1994, la tercera edición en 2007 )
Le petit Teillier illustré (con dibujos de Germán Arestizábal, Ediciones El Kultrún, 1993; segunda edición 2011, ediciones Grillom, en conjunto con "Los trenes que no has de beber)
La invención de Chile (con Armando Roa Vidal, Editorial Universitaria, 1994. Segunda edición 2011-Fondo de Cultura Económica)
Los trenes que no has de beber (con ilustraciones de Germán Arestizábal; primera edición en El Salvador; la segunda en Chile, 1994; tercera edición, 2011, Ediciones Grillom)
Poesía universal traducida por poetas chilenos (Editorial Universitaria, 1996)
Prosas (recopiladas por Ana Traverso, Editorial Sudamericana, 1999)
Entrevistas, 1962-1996 (recopiladas por Daniel Fuenzalida, Quid Ediciones, 2001)
Lo soñé o fue verdad (póstumo, Editorial Universitaria, 2003)
Confieso que he bebido, crónicas del buen comer (antología de artículos, 2011)

Antologías en inglés

In Order to Talk with the Death (Traducción de Carolyne Wright, Ed. University of Texas Press, 1993)
From the Country of Nevermore (Traducción Mary Crow, Ed. Wesleyan University Press, 1990)
Antologías póstumas
Jorge Teillier, el poeta de la lluvia (Chile, Editorial Platero, 1996)
Crónicas del forastero (Argentina, Editorial Colihue, 1999)
El árbol de la memoria (España, Editorial Signos, 2000)
Morada irreal (Edición facsimilar a cargo de Ediciones DIBAM- Editorial LOM)
Reediciones
Poemas del País de Nunca Jamás-Crónica del forastero (Libros completos, Tajamar Editores, 2003)
El cielo cae con las hojas-El árbol de la memoria-Los trenes de la noche (Libros completos, Tajamar Editores, 2004)
Para un pueblo fantasma/Cartas para reinas de otras primaveras- El molino y la higuera (Libros completos, Tajamar Editores, 2009)

Estudios sobre su obra

Por un tiempo de arraigo, Jaime Quezada-Jorge Teillier (Editorial LOM, 1996)
Jorge Teillier, Poet of the Hearth, Teresa R. Stojkov (Bucknell University Press, 2002)
Jorge Teillier, arquitectura del escritor, Hernán Ortega Parada (LOM Ediciones, auspiciada por el Fondo del Libro, 2004)
La poesía de Jorge Teillier, Niall Binns (Ediciones LAR, 2004)
Retratos de Jorge Teillier: fotografías y testimonios. Patricia García V. (Ediciones Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes. Santiago, Chile. 2005)

Textos

BAJO EL CIELO NACIDO TRAS LA LLUVIA

Bajo el cielo nacido tras la lluvia
escucho un leve deslizarse de remos en el agua,
mientras pienso que la felicidad
no es sino un leve deslizarse de remos en el agua.
O quizás no sea sino la luz de un pequeño barco,
esa luz que aparece y desaparece
en el oscuro oleaje de los años
lentos como una cena tras un entierro.
O la luz de una casa hallada tras la colina
Cuando ya creíamos que no quedaba sino andar
y andar.
O el espacio del silencio
entre mi voz y la voz de alguien
revelándome el verdadero nombre de las cosas
con sólo nombrarlas: "álamos", "tejados".
La distancia entre el tintineo del cencerro
en el cuello de la oveja al amanecer
y el ruido de una puerta cerrándose tras una fiesta.
El espacio entre el grito del ave herida en el pantano,
y las alas plegadas de una mariposa
sobre la cumbre de la loma barrida por el viento.
Eso fue la felicidad:
dibujar en la escarcha figuras sin sentido
sabiendo que no durarían nada,
cortar una rama de pino
para escribir un instante nuestro nombre en la tierra húmeda,
atrapar una plumilla de cardo
para detener la huida de toda una estación.
Así era la felicidad:
breve como el sueño del aromo derribado,
o el baile de la solterona loca frente al espejo roto.
Pero no importa que los días felices sean breves
como el viaje de la estrella desprendida del cielo,
pues siempre podremos reunir sus recuerdos,
así como el niño castigado en el patio
encuentra guijarros para formar brillantes ejércitos.
Pues siempre podremos estar en un día que no ayer ni mañana,
mirando el cielo nacido tras la lluvia
y escuchando a lo lejos
un leve deslizarse de remos en el agua.

BOTELLA AL MAR

Y tú quieres oír, tú quieres entender. Y yo
te digo: olvida lo que oyes, lees o escribes.
Lo que escribo no es para ti, ni para mí, ni
para los iniciados. Es para la niña que nadie
saca a bailar, es para los hermanos que
afrontan la borrachera y a quienes desdeñan
los que se creen santos, profetas o poderosos.

Referencias

Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Teillier




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