Oid la campanita, cómo suena, el toque del clarín, cómo arrebata… las quejas en que el viento se des… y del agua el rodar sobre la arena… Escuchad la amorosa cantilena

Un nuevo hogar es huerto florecido de jazmines, y lirios, y azahares, entre cuyas alburas estelares se estremece el amor, como un lati… Surge de cada flor, de cada nido

En la estepa maldita, bajo el peso de sibilante brisa que asesina, irgues tu talla escultural y fina como un relieve en el confín impre… El viento, entre los médanos opres…

Resplandece la bóveda infinita con el fuego abrasante del verano y, en la inmensa extensión, el sob… elemento prolífico palpita. La vida, como el alma de Afrodita…

Junto al rojo fogón de la cocina, bajo el techo de paja del bohío, ni lluvia torrencial, ni viento fr… temo, cuando la noche se avecina. Después, el sueño mi cerviz inclin…

Irás por el camino gloriosamente q… glosando los perfumes y las cadenc… y en torno de tus ojos lucirá la v… y en tu traje la nieve....así como… Te besarán las trenzas los hombros…

Triscad, oh linfas, con la grácil… gorgoritas, alzad vuestras cancion… y vosotros, parleros borbollones, dialogad con el viento y con la fr… Chorro garrulador, sobre la honda

Llueve. Del sol glorioso los rayos fulgurantes refléjanse en el agua, cual sobre níveo tul. Topacios encendidos

Rubia la aroma luce en el oriente sus galas más espléndidas de fiest… que amorosa y rendida ya se aprest… del esposo a besar la roja frente. Para verle asomar alza su ingente

Mira el paisaje: inmensidad abajo, inmensidad, inmensidad arriba; en el hondo perfil, la sierra alti… al pie minada por horrendo tajo. Bloques gigantes que arrancó de cu…

Zumba ¡oh viento! zumba y ruge dispersando la simiente; que la crútula reviente a la furia de tu empuje. La hojarasca cruje, y cruje

¡Qué enferma y dolorida lontananza… ¡Qué inexorable y hosca la llanura… Flota en todo el paisaje tal pavur… como si fuera un campo de matanza. Y la sombra que avanza, avanza, av…

He aquí, pintor, tu espléndido pai… un lago oscuro, ráfagas marinas empapadas en tintas cremesinas y en el azul profundo del celaje, un tronco que columpia su ramaje

La llanura amarguísima y salobre, enjuta cuenca de océano muerto, y en la gris lontananza, como puer… el peñascal, desamparado y pobre. Unta la tarde en mi semblante yert…

Coge la lira de oro y abandona el tabardo, descálzate la espuela, deja las armas que para esta vela no has menester ni daga, ni tizona… Si tu voz melancólica no entona