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El interior del vértigo

Yo vivo en una casa sin jardín,
en una casa interna donde se oyen
ladridos y sollozos cuando el cielo
sucumbe a su dorado movimiento.
 
Yo vivo en una casa cuyas ramas
penetran en las casas de los otros
y queman sus azules mobiliarios,
sus retratos amados por el tiempo.
 
De mis palabras surgen soluciones
de metal invasor que nada puede
destruir o parar. De mis palabras
nacen olas y mares ascendentes.
 
Mi casa comunica con las fuerzas
que perforan los mundos y los alzan
en la cima furiosa de esa sombra
sin principio ni fin que me alimenta.
Preferido o celebrado por...
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