#Españoles #Odas Anacreónticas
Tus ojuelos, niña, me matan de amor. Ora vagos giren, o fíjense atentos, o miren exentos,
Al prado fue por flores la muchacha Dorila, alegre como el mayo, como las Gracias linda. Volvió a casa llorando,
¡Cómo se van las horas, y tras ellas los días y los floridos años de nuestra dulce vida! Luego la vejez viene,
Tras una mariposa, cual zagalejo simple, corriendo por el valle la senda a perder vine. Cansado recosteme,
En fin voy a partir, bárbara amiga… voy a partir, y me abandono ciego a tu imperiosa voluntad. Lo mandas… ni sé, ni puedo resistir; adoro la mano que me hiere, y beso humil…
¡Cuál vaga entre las flores el céfiro süave! ¡Cuál con lascivo vuelo sus frescas alas bate! Sus alas delicadas,
Cual un claro arroyuelo que con plácido giro por la vega entre flores se desliza tranquilo, tal de mi fácil vida
Dame, Dorila, el vaso lleno de dulce vino, que sólo en ver la nieve temblando estoy de frío. Ella en sueltos vellones
Merced a tus traiciones al fin respiro, Nice; al fin de un infelice el cielo hubo piedad. Ya rotas las prisiones,
Los ojos tristes, de llorar cansad… alzando al cielo, su clemencia imp… mas vuelven luego al encendido llo… que el grave peso no los sufre alz… Mil dolorosos ayes desdeñados
Ya de mis verdes años como un alegre sueño volaron diez y nueve sin saber dónde fueron. Yo los llamo afligido,
«Dicen que alegre canto tan amorosos versos, cual nuestros viejos tristes nunca cantar supieron. »Pero yo, que sin sustos
Dichoso zagalejo, por aquel verde valle bajaron tus amores, bajaron a buscarte. Cogiendo flores iba,
¿Qué te pide el poeta? di, Apolo, ¿qué te pide cuando derrama el vaso, cuando el himno repite? No que le des riquezas
Salud, oh sol glorioso, adorno de los cielos y hermosura, fecundo padre de la lumbre pura; oh rey, oh dios del día, salud; tu luminoso