CANCIONCILLAS INTELECTUALES
#EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles #JRJCanción 1936
Llueve sobre el río... El agua estremese los fragantes juncos de la orilla verde... ¡Ay, qué ansioso olor
Todas las frutas eran de su cuerpo… las flores todas, de su alma. Y venía, y venía entre las hojas verdes, rojas, cob… por los caminos todos
Como médanos de oro, que vienen y que van en el mar de la luz, son los recuerdos. El viento se los lleva,
En el fondo de la estancia un instante nos hallamos; la sombra nos envolvía y nadie quiso mirarnos. Yo sentí que me embriagaba
Platero jugaba con Diana, la bella perra blanca que se parece a la luna creciente, con la vieja cabra gris, con los niños.... Salta Diana, ágil y elegante, delante del burro, sonando su...
Siempre que íbamos a la bodega del Diezmo, yo daba la vuelta por la pared de la calle de San Antonio y me venía a la verja cerrada que da al campo. Ponía mi cara contra los hierros y mi...
Todas las rosas son la misma rosa, amor, la única rosa. Y todo queda contenido en ella, breve imajen del mundo, ¡amor!, la única rosa.
Todas la rosas blancas de la luna… por la ventana abierta, en el cuer… Mirando aquellas carnes blandas qu… hundido entre mis sueños, yo estab… ¡Oh su sexo con luna! ¡Esencia in…
Para la vendimia, estando yo una tarde grana en la viña del arroyo, las mujeres me dijeron que un negrito preguntaba por mí. Iba yo hacia la era, cuando él venia ya vereda abajo: Era Sa...
En la colina, que la hora morada va tornando oscura y medrosa, el pastorcillo, negro contra el verde ocaso de cristal, silba en su pito, bajo el temblor de Venus. Enredadas en las flore...
Ya viene la primavera. ¡Lo ha dicho la estrella! La primavera sin mancha. ¡Lo ha dicho la agua! Sin mancha y viva de gloria
Nos entendemos bien. Yo lo dejo ir a su antojo, y él me lleva siempre a donde quiero. Sabe Platero que, al llegar al pino de la Corona, me gusta acercarme a su tronco y acariciárselo, y...
¡Qué hermosa muestra eres, cielo a… a los despiertos ojos, de lo despierto! ¡Qué ejemplo hermoso eres, cielo a… a los ojos dormidos,
—No era nadie. El agua. —¿Nadie? ¿Que no es nadie el agua? —No hay nadie. Es la flor.
Fue el alba neblinosa y cruda, buena para las brevas, y, con las seis, nos fuimos a comerlas a la Rica. Aún, bajo las grandes higueras centenarias, cuyos troncos grises enlazaban en la ...