¡Qué alegría este tirar de mi freno, cada instante; este volver a poner el pie en el lugar cercano, (casi otro, casi el mismo),

Llamó mi atención, perdida por las flores de la vereda, un pajarillo lleno de luz, que, sobre el húmedo prado verde, abría sin cesar su preso vuelo policromo. Nos acercamos despacio, yo...

¡Yo solo vivo dentro de la primavera! (Los que la veis por fuera, ¿qué sabéis de mi centro, qué sabéis de su centro?

Yo sé que cuando me vaya con el alma he de volver a esta tierra en que hoy espero. Que no quiero con el alma —porque el alma está en su sitio—,

Blanca siempre sobre el pinar siempre verde; rosa o azul, siendo blanca, en la aurora; de oro o malva en la tarde, siendo blanca; verde o celeste, siendo blanca, en la noche; la fuente ...

¡Qué confiada duermes ante mi vela, ausente de mi alma, en tu débil hermosura, y presente a mi cuerpo sin redes,

Todo el otoño, rosa, es esa sola hoja tuya que cae. Niña, todo el dolor es esa sola gota tuya

Tierra, tierra, tierra, tierra. Y ahora yo, yo, yo, yo. ¡Cielo puro, día libre, sostenedme en mi ilusión!

El dormir es como un puente que va del hoy al mañana. Por debajo, como un sueño, pasa el agua, pasa el alma.

¡Madre mía, tierra, otra vez más verde, más plena, más bella! (Y yo, mientras, hijo tuyo, con más secas

Todos los días yo soy yo. Pero ¡qué pocos días soy yo! Todos los días el cielo vive en mis ojos. Mas ¿cuándo

¿Qué me copiaste en ti, que cuando falta en mí la imajen de la cima, corro a mirarme en ti?

¿Qué me copiaste en ti, que cuando falta en mí la imajen de la cima, corro a mirarme en ti?