Espérate, Platero... O pace un ra… Mira cómo el sol, pasando su agua… Este remanso, Platero, era mi cor… A veces, sin embargo, una pálida m…

¡Ay, cómo ríen los prados! ¡Ay, qué alboradas se oyen! En mi duermevela matinal, me malhu… Salgo al huerto y canto gracias al… ¡Cómo está la mañana! El sol pone…

No me mirarán diciendo: «¿Qué ere… sino sin curiosidad y noblemente. Porque yo seré también de los quie… y ya no tendré difíciles los pensa… Mis ojos serán, tranquilos, los su…

Abril, sin tu asistencia clara, fu… invierno de caídos esplendores; mas aunque abril no te abra a ti s… tú siempre exaltarás la primavera. Eres la primavera verdadera;

No recuerdo... (Ya no viene el cavador que cavaba en el venero) No recuerdo... (Sobre la mina han caído

Por el callejón de la Sal, que re… Suelto, el burro mordisquea la esc… Luego, cual si la venta le importa… Y le da varazos a las piedras, sin… Huele a pan calentito y a pino que…

Al amanecer, el mundo me besa en tu boca, mujer.

Siempre que volvíamos por la calle… Un día, cuando pasó por la calle b… Ahora que viene la primavera, pien…

Sólo lo hiciste un momento. Mas quedaste, como en piedra, haciéndolo para siempre.

Si tú vinieras, Platero, con los… Pero, aunque no tienes más que cua… No. Doña Domitila —de hábito de… No, Platero, no. Vente tú conmigo…

Cierra, cierra la puerta, como a ella le gustaba... ¡Que se encuentre a su gusto su recuerdo!

Ante mí estás, sí. Mas me olvido de ti, pensando en ti.

Tú, si te mueres antes que yo, no… Vive tranquilo, Platero. Yo te en…

Señor, matadme, si queréis. (Pero, señor, ¡no me matéis!) Señor Dios, por el sol sonoro, por la mariposa de oro, por la rosa con el lucero,