Soy el eco de ayer. El eco de siempre. Me sorprendo al verme diluida, en esta secuencia
En este ocaso de esperanza, donde la verdad se cortó las venas, con los cristales de unos espejuelos rotos. Cargo en mi espalda tu gobierno
Hoy el cielo perdió su identidad, tratando de imitar mi espanto. Es que hoy... Hoy he llorado tanto. Que su torrente no logró,
La duda socorre a la esperanza, en la larga espera de tenerte. Soportando el frío y la tardanza que me susurra tu recuerdo ausente… Soportaré también el viento fuerte…
Llevo tanto tiempo conviviendo con la muerte y tan cómoda en mi ataúd. Que ya me acostumbré a no sentirle el peligro a la vida…
Ya no estás, ya te has ido. No sé si estarás mañana, ya ni sé, si te he perdido. Si me suena utópica la caricia vana y la fidelidad
Es la hora del encuentro y del semáforo en rojo. De las cortinas de humo y de amarse en clave morse. Es la hora en que mis ojos
Los caminos en que ando me están quemando los pies. Las alas que no despliego tienen color de la hiel. Mis huesos se desmoronan
Liberame del eco que ha dejado el pasado, como estelas de presagios persiguiendo a mis naufragios. Ahuyenta el polvo