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verano

El verano más largo que pudo acaecer, arrancando cuando la primavera aún no podía aparecer.
No te metas con un adolescente al que le pegaron durante su niñez, porque te va a pegar más duro de lo que vos te puedas defender.
Rompete las muñecas, pinchate las muñecas. Me construyo un trago y salto de un acantilado. Vuelo porque quiero, y si me destruyo al estrellar es porque me encandilé con las estrellas que me pintaban en el cielo un acantilado por el cual saltar.
Me pienso leer todos los vinos de la vinoteca y me quiero embriagar de libros en la biblioteca. Y por qué no, tal vez prender fuego una iglesia e invitar a todos mis panas a bailar en son de paz al ritmo de una chacarera.
Silbar el sonido de los alienígenas para que se animen a acercarse a nosotros y cuando ya estén cerquita llamarlos iglesias, prenderlos fuegos y empujarlos por el acantilado. Mirar hacia abajo y ver el curioso espectáculo. Como si fuera verano año nuevo y mirar los fuegos en el cielo, con la diferencia de que en vez de cielo hay rocas y estoy mirando para abajo.

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