Fernanda Fierro

I

¿Qué si te quiero?
¡Lo hago!
Todos los días a las 19:32 el cuadro de mi madre, la silla y yo pensamos en ti, en lo que será de  tu vida, tus nuevos gustos, de ahora quien se comerá tus horrorosos guisados y del padre que le has conseguido a nuestro hijo.
Aquel padre que no me dejaste ser, por el bien del pequeño.
Libia, haces tan bien, porque aun marchandote con el corazón hecho trizas supiste que mi querer no era bueno, que mi querer siempre se acompaña con dolor.

Asi que solo me queda querer aquella alma pueril desde lejos y en silencio, asi como te quiero a ti.

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