Y aquí estoy abandonado por el delirio intrínseco
de la consumación de mis agobiantes días,
desde la ventana sucia de un edificio a la deriva
rescato a retazos la poca esencia que me queda de vida.
Amplia es la noche llena de murmureos de gallos
que rompen el silencio entre fuertes sollozos,
de penas emergentes en tristes amantes
que rompen pulsante mi pálpito incesante.
Últimamente me dedico al tránsito de versos,
al comercio de palabras cortantes y frías,
que financian la temática de mi ulcerada poesía
tiernamente utilizada por la necesidad de un par de besos.
Espero terminar el sufrimiento de mi alma
con la tímida mirada de una musa esbozada
entre lienzos sucios con tinta azulada
que del corazón me ha sido robada.