Te faltó tanto…                                                                          

Dame un verso tuyo,

Dedícame tu amor,

Descríbete en mí,

no siento miedo si con tus manos quieres romper el mundo o a mí,

Que la pasión más efímera de mi vida fue aquella madrugada de invierno

Junto a ese aroma de amargo café,

Junto a tu corazón latiendo lento,

Junto a tus manos cansadas y sueños floreciendo…

Quiero que escribas en mí cuanta añoranza tengas,

Que odies, que pidas, que ruegues  que te muestres!

El silencio te trajo y  silencio  dejaste aquí…

Aquí estoy, contemplando el techo donde fue la última vez que me tocaste…

Aquí, donde acurrucabas tus más grandes pasiones,

Aquí donde lloraste y sentiste,

Sentiste tanto que tanto dejaste,

Tanto amor…

Soy solo una más de las miles que usaste,

Una aficionada a ti,

Una admiradora de ti…

No importa si me arrugo, si el aire me bota, si me rompen,

Si termino en manos de un niño coloreando amores,

Si  muero, al menos tengo un regalo tuyo, el más infinito verso que grabaste en mis ansias.

De una hoja enamorada para uno de los mejores escritores, Andrés Sabella que creía que sus versos eran para ella.