Existes, aún en lo imaginario.
En esos días huecos, en el pálpito de mi amor por ti.
Existe tu sonrisa, que me levanta; me sana.
Con los ojos brillantes y cuando se te nubla el cielo.
La existencia del beso que guardé por si regresa tu para siempre.
En el si acaso te acaba la rutina de los años.
Existes; sí, cómo no.
Porqué aquí vives y te vivo; aunque no seas.
En el sentido de lo que fueron los abrazos.
Existes aquí, en mí.
En este fragmento de ilusión y alevosía.
Existes cuando la vida es cansada, porque aquí lates; ¿No lo ves?
Siempre te miro conmigo, vives aquí; existes, porque el amor nos presenta y el amor nos olvida.
Mas allá de eso, en mí... existes.