Heraclitus, by Johannes Moreelse
Kevin Pineda Gallegos

Si se te pierde el alma en un descuido

Un buen hombre cuida su alma, su alumbrosa fuerza de vida, pero bien se sabe que el alma es más pequeña que una hormiga y más suave que un susurro, una cosa de nada, un airecito, y en cualquier descuido se puede perder.
Cuando uno se tropieza y se desprende el alma y cae en la rodada, atada como estaba nomas que por un hilo de seda de araña, uno se aturde y se enferma.
Se va en busca del rastro donde recorrió uno, ¿Donde se cayó la vida? ¿Donde quedó asustada?.
Marcha lento y con los oídos muy abiertos, porque las almas perdidas lloran y a aveces silban como brisa.
Cuando se encuentra el alma errante, se levanta en la punta de una pluma, la envuelves en un minúsculo copo de algodón y dentro de una capitalismo hueva se lleva de vuelta a si dueño, que no morirá.
Si se te pierde el alma en un descuido.

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